Nadando por océanos sucios

Divorcios. Son una mierda. Pero saben que es peor? Permanecer en un matrimonio que no funciona. Toma la mitad, dame la mitad, me toca tanto, me escondes algo más…etc. Uff, qué lío! Y sale todo el mundo afectado en una situación en la que aunque se quiera buscar culpables, realmente, en el fondo fondo, no los hay. Y bueno, siguen los chismes, las acusaciones, los dolores de cabeza, las noches sin dormir, en fín… Es un cuento de nunca acabar.

Me pregunto, cual es la razón de todo esto, si es que la hay. Obviamente, alguien tuvo que cagar la relación. Pero de igual forma, me pregunto, algo hizo, (o no hizo) la otra persona que llevó a la otra a cagar todo, o viceversa. Repito, NO HAY CULPABLES. Sin embargo, es sólo de humanos buscarlos.

Quien sabe, y José José bien dice en su canción, “hasta la belleza cansa, el amor acaba.” Ummm… pero de qué forma. Y muchas veces da igual, llorar o no llorar. Lo que debe ser un alivio se convierte en un martirio. Para todos, y más aún si hay hijos de por medio.

Cuanto afecta a estos hijos! Que no importa la edad, sean niños o adultos, hijos siempre serán. Y ahí están cada uno, en ese barco, en lo que intenta flotar en este mar… En lo que uno se enferma, otro se marcha de casa… Yo solo sé que aún más de 1000 km lejos de casa, no duermo. Y si logro dormir, no sueño. Imaginense, Karlina Veras, la Linita de papi… tantos días sin soñar! Y eso es lo mio, soñar. Durmiendo, despierta… soñar en fin. Soñar que hay luz a través del tunel.

 Pero nosotros los humanos somos egoístas, queramos o nó. Pienso que es una cualidad que adquirimos de los dioses de la mitología griega, de la cual no estoy muy orgullosa. Ya no existe el color azul, ni violeta, ni amarillo ni rojo en mi corazón, sólo gris.

El mar, mi extrañado mar, permanece azul, distintos tonos de azul. Y yo bueno… trato de nadar en él. Aquí estoy, nadando en el mar de mis emociones. Si alguien se encuentra nadando a mi lado, ¡bienvenido sea! Y si sientes que te hundes, apóyate en mí, sin cuidado, que yo nado bastante bien. Una de dos puede pasar, o salimos a flote, nadamos hasta encontrar tierra, o nos hundimos. Ni modo, es un riesgo que me tomo, no puedo dejarte ahí…

 Yo mientras tanto nado, extraño a mucha gente, muchas cosas, pero nada se compara como lo mucho que extraño a mi padre.

¿Qué decir? Es Mi Papito Mío. Y yo soy La Linita de Papi. Y familia es familia. Pues así me crié.        

Permanezco aquí, en mi cielo gris, extrañando los ojitos azules de mi papi, mi lucero. Los cuales sólo veo mientras sueño.

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