Mi velita

Hoy prendí una vela. Tenía tiempo que no lo hacía, no sé porqué. Será porque era la última que me quedaba y ya no encontraba razón para prenderla. Pero hoy me levanté y la prendí. La prendí y me alegró ver ese fuego encendido en mi corazón. Pero tan pronto la usé para prender el incienso, se apagó. Sí, se apagó mi última velita y se ahogó en su propia cera. Intenté prenderla pero no pude. Y no sólo me quemaba las uñas sino los dedos un poco. Pero no me rendí, volví e intenté. Esta vez, mi velita se encendió. Pero ya no era un fuego fuerte y alto, sino una simple llamita que apenas se veía. Bien débil y triste. Al menos está aquí, al menos el fuego pudo vencer la cera y la oscuridad.

Porque ahora, es una llama fuerte y feliz.

Cuanto me ha enseñado mi velita hoy! Si tan solo pudiera ser como ella.

Voy en camino a ser luz.

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